El desarrollo de nuevas tecnologías en la producción de granos tiene por objetivo no solo mejorar los rendimientos y los comportamientos frente a los distintos ambientes, sino también satisfacer las demandas de los distintos mercados.
En este marco, un equipo de investigadores del INTA Marcos Juárez de Córdoba obtuvo cinco nuevas variedades de soja que no fueron genéticamente modificadas (no OGM).
“Nuestro objetivo es colaborar en la generación de una herramienta tecnológica que contribuya a impulsar sistemas productivos de granos con valor agregado biológico”, resaltó el especialista en mejoramiento genético del INTA, Diego Soldini.
El desarrollador de los nuevos cultivares contó además que la idea era “impulsar sistemas agrícolas basados en el desarrollo de nuevos materiales genéticos que incorporen características biológicas especiales que, al ser procesadas, potencien la calidad, la diferenciación, la trazabilidad, el valor agregado y la generación de mano de obra en los territorios”.
En este sentido, Soldini y su equipo trabajan en el desarrollo de cultivares de soja no OGM que respondan a las demandas particulares de la industria agrícola nacional tanto como del mercado externo. Dentro de sus características, el equipo busca en estas variedades buen comportamiento sanitario, fenológico, productivo y de calidad industrial.
LOS CINCO NUEVOS CULTIVARES
1-INTA ALIM4C No OGM
2-INTA ALIM4M No OGM
3-INTA ALIM4L No OGM
4-INTA ALIM5C No OGM
5-INTA-FICA5C k/lx.
Para obtenerlas, el especialista explicó que “el proceso para la obtención de una variedad no OGM es el mismo que se utiliza para desarrollar materiales tipo commodity o RR”, y también remarcó: “Sin embargo, las principales diferencias entre ambos materiales son que, los no OGM no poseen genes exógenos, tienen mayor porcentaje de proteína en el grano, granos más grandes, color claro del hilo de la semilla y mayor contenido de azúcares deseables, entre otros aspectos”.
En materia de valor agregado, estos nuevos materiales genéticos se posicionan como un buen complemento a los cultivares del tipo “commodity“, y según el del INTA, esto se debe principalmente a que “a la cantidad que se logra con las sojas RR se le suma el valor agregado biológico, requerido para abastecer nichos de mercados especiales que bonifican la calidad”.
Actualmente, las transacciones de estas variedades se realizan exclusivamente mediante la firma de contratos exclusivos con Pymes del sector productivo e industrial, y son muy reducidas. Así, “desde el INTA ponemos a disposición semillas de cultivares de soja no OGM que poseen un piso del 40 % de proteína, para su posterior industrialización o uso directo”, añadió Soldini.
CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS ESPECIALES
El equipo actualmente se concentra en el desarrollo de germoplasmas de soja con alto contenido de aceite y proteínas, ausencia de factores antinutricionales y de lipoxigenasas y material genético con perfiles alterados de ácidos grasos, que incluyen bajo contenido de ácido linolénico. “Los nuevos materiales genéticos incorporan características biológicas especiales”, especificó el investigador.
“Si bien estos materiales no están a la venta, si están bajo uso exclusivo de los socios de los convenios de vinculación tecnológica”, recalcó sobre estos materiales que ya figuran inscriptos en el Instituto Nacional de Semillas (INASE).
Entre las características comunes que les confieren valor agregado, todas las variedades se destacan por el tamaño del grano, el color amarillo del hilo, el contenido de proteína, las lipoxigenasas y el factor antinutricional, caracteres de importancia para el valor agregado biológico. “El tamaño de grano es un componente importante del rendimiento y, en términos de calidad, el mayor tamaño contribuye a una menor proporción del tegumento (cáscara), lo que se traduce directamente en una mayor concentración de proteína y de otros componentes de las harinas”, explicó Soldini.
En tanto, el color amarillo del hilo se utiliza como diferenciador en la producción de granos con calidad diferencial, debido a que el color negro o castaño oscuro (propio de la soja commodity) afecta la calidad visual y repercute en el precio del producto.
En cuanto a la importancia del factor antinutricional, se debe particularmente a que limita el uso de la harina de soja como alimento, principalmente en animales monogástricos. “Las nuevas variedades limitan la expresión de los genes que provocan una disminución de la digestión y absorción induce hipersecreción de enzimas pancreáticas y provoca hipertrofia e hiperplasia pancreática”, indicó el investigador del INTA.
Fuente: Infocampo