«Las tormentas que comenzaron el 1ro de setiembre y se han prolongado hasta hoy (8/11), terminó con tres meses de falta de agua en la región pampeana. Numerosas localidades del centro bonaerense han superado los 90 mm acumulados durante estos días», afirma el informe mensual de la Guía Estratégica para el Agro.
«El 60% de Buenos Aires recibió entre 45 y 70 mm, lo mismo el 57% de La Pampa y el 90% de Entre Ríos. En Santa Fe, ese monto solo lo recibió el centro sur y una franja del este», agrega.
La provincia en promedio alcanzó 30 mm. En Córdoba, lo más favorecido fue el sur de la provincia y norte del departamento Marcos Juárez con 45 a 60 mm. Las tormentas dejaron en el 63% del territorio cordobés lluvias mayores a 15 mm. La zona productora de San Luis también cambia abruptamente de escenario con más de 45 mm. Hubo lluvias muy importantes en Misiones y Corrientes, algunas zonas superaron los 100 mm.
En tanto, «el noroeste Argentino quedó fuera de alcance. Las zonas productivas del este de Chaco y oeste de Santiago del Estero apenas recibieron un puñado de milímetros», señalan los especialistas.
Para el trigo 2021/22 estas lluvias marcaron un hito porque dejan atrás un escenario muy diferente. Hasta hace un mes, se proyectaban 20,1 Mt por la falta de agua. Y a fines de agosto el panorama se agravaba con 650.000 ha regulares a malas. Pero con estos 8 días de lluvias, la proyección cambia de dirección y se estima un horizonte productivo de 20,5 Mt de trigo. Este guarismo surge de tener en cuenta 6,9 M ha sembradas y 200 mil ha que no llegarían a ser cosechadas.
Cambio de escenario para el trigo
Hace un año atrás, en setiembre del 2020, la falta de agua se ensañaba el trigo Argentino y la proyección de producción bajaba a 18 Mt. Y hacia eso se dirigía el trigo 2021/22 por la falta de agua de los últimos 3 meses. Pero cambió todo: las lluvias llegaron a tiempo para gran parte del trigo de la región pampeana que retomará su crecimiento, casi sin sacrificar potencial de rinde en las principales provincias productoras. Hasta hace una semana atrás, en Buenos Aires se estimaban 150.000 ha regulares a malas, 180.000 en Córdoba y 100.000 en Santa Fe. Pero las lluvias llegaron a tiempo para revertir los efectos de la falta de agua y de las bajas temperaturas de fines de julio y principios de agosto.
Los cultivos en general están sanos, con una presencia muy baja de enfermedades, sin plagas importantes ni problemas de malezas por la buena implantación. Con la excelente fertilización realizada este año, se espera una recuperación muy importante tras las lluvias. En general, se espera llegar a espigazón con buenos números de macollos y en muchas áreas ya se habla de pisos de rindes que son muy superiores a los del trigo del año pasado. Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos, y buena parte de Córdoba y Santa se perfilan con un potencial muy bueno en términos de rinde.
En cambio el déficit hídrico se agrava en el norte del país. Chaco, Santiago del Estero y Tucumán son las provincias más afectadas. El trigo está transitando etapas de alta demanda hídrica con escasas reservas y muy castigado por las fuertísimas heladas de fines de julio, cuando nevó en el sur de Brasil. Prácticamente el cultivo se ha hecho con las reservas de agua que dejó el otoño. Los cuadros más atrasados ya están espigados y llenando granos los más adelantados.
Muchos lotes siguen verdes pero han perdido las hojas de abajo: «removilizó todo (el nitrógeno). Algunos lotes están muy complicados. Lo bueno es que no hubo «soplete» y va a estar fresco en los próximos días«, dicen los técnicos.
Fuente: BCR News