El ingreso de dólares proveniente de la próxima cosecha una vez más podría salvar al Gobierno de una devaluación brusca. Esas divisas comenzarán a entrar en diciembre por las exportaciones de trigo, pero el grueso ingresará a partir de abril. La proyección del economista Fernando Marull es que podría llegarse a los USD 33.000 millones, superando por casi USD 1.000 millones la de este año.
Se trata de un escenario excepcional, ya que incluso superaría los valores de este año, aún cuando la soja ya no cotiza con un pico de USD 600 sino que apenas supera los USD 450 por tonelada. Pero el volumen sembrado es histórico y se espera una cosecha total de 125 millones de toneladas entre soja, maíz y trigo, que estaría 9% por encima de la registrada en 2021.
Mientras que este año todo el aumento del volumen de producción se explicó por “factor precio”, con valores excepcionales para el principal producto de exportación argentino, ahora cobrarían mucha mayor importancia las cantidades.
En caso de cumplirse con esta proyección, los dólares que ingresarán por la actividad agropecuaria deberían alcanzar para otro año de gran superávit comercial y también para llevar cierto equilibrio al mercado cambiario. Este escenario relativamente optimista incluye además un mantenimiento del cepo cambiario bastante estricto, incluyendo la regulación para el acceso al mismo de los importadores.
El titular del BCRA, Miguel Pesce, señaló en medio de la fuerte suba de los dólares financieros y el regreso de la brecha cambiaria al 100% que en diciembre el mercado debería estar más equilibrado. El mes próximo deberían ingresar más de USD 3.000 millones de la cosecha fina, un valor récord para las exportaciones de trigo. Y eso debería ayudar a calmar la presión alcista sobre las cotizaciones pero además le pondrían un freno a la caída de reservas que viene sufriendo el Banco Central.
Tanto el titular del BCRA como el ministro de Economía, Martín Guzmán, descartaron que piensen en una devaluación brusca luego de las elecciones. El escenario más probable es que se avance con un ajuste más acelerado del tipo de cambio oficial, como mínimo al mismo ritmo de la inflación mensual. Claro que no se trata de un paso gratuito ni mucho menos. Esta aceleración impactaría en los precios de los insumos que importan las empresas y provocaría más inflación en 2022.
Un dato interesante sobre esta tendencia positiva en el campo la aportó la Asociación de Concesionarios Automotores de la República Argentina (ACARA). La división de maquinaria agrícola informó que los patentamientos de cosechadoras, tractores y pulverizadores de octubre 2021 alcanzaron las 753 unidades, con una suba del 46% interanual. Y en los primeros diez meses del año la suba es del 77,1%. La inversión del sector agropecuario va acompañada, por supuesto, de las perspectivas de mayor actividad para el sector.
Claro que la expectativa de una gran cosecha para el año próximo tiene también sus riesgos. El principal factor es la posibilidad de una sequía, relacionada con la corriente La Niña, que obviamente disminuiría los rendimientos de la siembra. Aunque no es un escenario seguro, sí existe una probabilidad. La otra variable pasa por la posibilidad de una caída de los precios.
La soja, por ejemplo, viene cayendo luego del pico de USD 600 registrado el año pasado, aunque sostiene un valor relativamente alto en relación al promedio de los últimos años. Sin embargo, la posibilidad de una política monetaria más restrictiva en los Estados Unidos y un fortalecimiento del dólar –a partir de una normalización post pandemia- podría impactar negativamente a los precios de las materias primas, incluyendo las agrícolas.
Fuente: Infobae