El Ministerio de Agricultura acaba de publicar, con datos actualizados al 11 de enero, los resultados provisorios de la cosecha del trigo de la variedad HB4, modificada genéticamente por la empresa argentina Bioceres para ofrecer mayor tolerancia a los escenarios de sequía. Con 40.116 hectáreas trilladas, el 76% sobre un total de 52.775, los rendimientos han sido bastante magros y la producción alcanzó por ahora las 97.281 toneladas. Es decir que la productividad promedio ha sido muy baja, de 2,42 toneladas por hectárea.
Este es el quinto informe que produce la cartera agropecuaria respecto de la producción de la polémica variedad en la campaña 2021/22, que ya está concluyendo para el trigo en todo el país. Es que el Estado y Bioceres se vieron forzados a montar un riguroso sistema de control y monitoreo para evitar que pudiera haber fugas del material transgénico desde los 372 lotes donde se sembró esta temporada.
La razón para semejante celo fue una fuerte presión desde el resto de la cadena triguera, que expresó sus temores a que una posible “contaminación” del cereal convencional pudiera perjudicar a la Argentina en los mercados de exportación. Dde allí que se cuente con información precisa sobre los lotes y sus rendimientos.
Según esta información, el número de predios sembrados con el HB4 en once provincias era en total de 372, de los que ya se recolectó la producción del 295, el 79%. Como es lógico, falta cosechar todavía cerca de 10 mil hectáreas del sur de Buenos Aires. Esa provincia concentra casi la mitad de la superficie total dedicada a la variedad por Bioceres y sus productores asociados. Tenía 25.124 hectáreas sembradas, de las que ya se cosecharon 16.179.
Esta situación podría redundar en una mejoría de los rendimientos promedio logrado hasta ahora por el trigo HB4 en todo el país, y que apenas superan los 24 quintales por hectárea. Esto es, unos 1000 kilos por debajo del rendimiento promedio nacional del trigo estimado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que se ubica en 34,4 quintales por hectárea.
En territorio bonaerense hasta el momento el HB4 estaba logrando una productividad promedio de 27,7 quintales, mientras que en Córdoba (segunda provincia según la superficie sembrada) este número crecía a 29,5 quintales. Una explicación de estos bajos rendimientos podría ser que Bioceres no encaró esta campaña con la idea de lograr grandes volúmenes sino para contar con una reserva de semillas suficiente para el día en que finalmente pueda comercializar esta variedad resistente al herbicida glufosinato de amonio y tolerante al stress hídrico.
Todavía, debido a las regulaciones, no puede hacerlo. Este transgénico fue aprobado aquí en octubre de 2020 pero condicionado a contar con un aval semejante en Brasil, principal mercado para el trigo argentino. Allí, hace algunas semanas los organismos regulatorios aprobaron solamente la harina de trigo HB4, pero no la semilla. Se especula que cuando eso finalmente suceda la firma argentina podría incorporar el gen HB4 a variedades de trigo mucho más productivas.
En materia de rindes, por ahora, el trigo transgénico argentino parece dejar bastante que desear, porque solo en dos provincias logró superar los 30 quintales por hectárea: La Pampa, con 32 qq/ha y Entre Ríos, con 30,1 qq/ha.
Pero en el resto de los lotes sus productividades han sido realmente deslucidas: En Santa Fe se lograron 21 quintales; en Santiago del Estero 15 quintales; en San Luis 12,7 quintales; en Tucumán 11,3 quintales; en Chaco 10,2 quintales; en Salta 4,6 quintales y en Catamarca solo 4,3 quintales por hectárea.
Fuente: Bichos de Campo