El extremo noreste de la provincia de Santa Fe sigue negado a las precipitaciones y, mientras en todo el centro norte provincial se siguen acumulando milímetros muy útiles que le cambiaron la cara a los cultivos, la situación sigue siendo angustiante en la zona.
El reporte semanal del Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, que refleja el monitoreo entre el 19 y el 25 de enero, indicó que la lluvias oscilaron entre 20 y 135 milímetros "en un 95% del área en estudio", que comprende los 12 departamentos desde San Martín y San Jerónimo hasta el límite con Chaco. Esto generó "una nueva realidad agrícola", excepto en ese 5% del territorio que corresponde al centro norte de los departamentos Vera y General Obligado, desde Garabato y Avellaneda hacia el norte. Allí, "las nuevas precipitaciones fueron bajas, por lo que se verificaron importantes impactos y daños en los distintos cultivares".
En esa zona, el cultivo de algodón muestra los efectos de la sequía. "Las precipitaciones ocurridas en la semana en el área algodonera fueron muy dispares y de distribución geográfica heterogénea, por lo que el estado de los algodonales se encontró muy irregular, dadas las distintas reacciones de cada una de las parcelas, a las condiciones climáticas particulares", detalla el informe.
En tales circunstancias, "se acentuaron los síntomas de estrés hídrico y térmico, registrándose en lotes con floración avanzada un daño importante en cuanto al número de cápsulas retenidas y con la caída prematura de las hojas. También se observaron cultivares en etapa de pimpollado con escasa generación de estructuras reproductivas y magro crecimiento".
A su vez, el reporte consigna que las aplicaciones de herbicidas y reguladores de crecimiento no se realizaron por la falta de agua en los perfiles o por las elevadas temperaturas y, en otros sitios, por falta de piso como consecuencia de las precipitaciones.
En cuanto a la principal plaga del cultivo, el picudo algodonero (Anthonomus grandis Boheman), continuaron siendo muy exhaustivos los monitoreos de las trampas y también se recorrieron los lotes inspeccionando las estructuras florales para la detección temprana de su presencia, llevándose a cabo aplicaciones que posibilitarían su control.
Se observaron los siguientes estados fenológicos: V "estados vegetativos" V8 (octava hoja verdadera desplegada), R "estados reproductivos", R1 (aparición del primer pimpollo) y los más avanzados, en R2 (1º flor blanca ? plena floración), desarrollo de cápsulas.
También la soja de primera se reportó muy golpeada por la sequía y el calor en una pequeña porción del área, mientras que el resto respondió favorablemente a las lluvias. "En un 10 % del área implantada, el impacto de la ausencia de precipitaciones y el elevado régimen térmico durante los primeros 16 días del año, dejó indicadores muy marcados, tales como, limitaciones en el crecimiento de las plantas, amarillamiento o marchitamiento de las hojas basales y en lotes puntuales, la pérdida de ejemplares por mortandad, realidad irreversible".
Soja y girasol
Como contrapartida, la respuesta general de los lotes agrícolas a las lluvias fue muy positivo. Las sojas de primera, "lenta y progresivamente cambiaron sus aspectos, reaccionando favorablemente".
Entre las de segunda, se observó buen crecimiento o desarrollo de las estructuras de las plantas y también variaciones en la coloración de las hojas. Sin embargo, en los monitoreos semanales "se detectó la mortandad de plantas por estrés, que afectó el stand de las mismas por unidad de superficie, particularmente en lotes con limitaciones edáficas". El trabajo agrega que, hasta el momento, no se presentaron plagas ni enfermedades; y "muy puntualmente, se realizaron aplicaciones nocturnas de herbicidas post-emergente, para el oportuno control de las malezas".
Y, por otra parte, el proceso de trilla de girasol estuvo condicionado por las precipitaciones y los elevados porcentajes de humedad ambiente. "Se ralentizó así el ritmo y fue muy bajo su avance", indicó el SEA, en el área comprendida por los departamentos General Obligado, Vera, Nueve de Julio, norte de San Javier, San Justo y Las Colonias. Los rendimientos promedios se mantuvieron y fluctuaron entre valores mínimos de 12 a 14 qq/ha y máximos de 30 a 32 qq/ha, con lotes puntuales de 34 qq/ha. Se trata de valores buenos a muy buenos, pero amenazados por la numerosa presencia de palomas y cotorras. "Una realidad constante en cada campaña, con aumento de los daños y perjuicios sobre los rendimientos".
Fuente: Campo Litoral