El sector ligado a la maquinaria agrícola está avizorando, en Argentina, un 2023 cargado de tareas adicionales derivadas de los actuales problemas climáticos. Cuentan que la ausencia de lluvias generalizadas, y la consecuente falta de humedad en el perfil de los suelos, sigue retrasando la siembra. Los planes de la campaña agrícola 2022/23 se alteran y las decisiones se van postergando hasta encontrar un contexto más propicio.
Si finalmente La Niña da un respiro y los lotes pueden recargar agua, podría jugar su partido la soja de segunda y especialmente el maíz de segunda.
Es más, los especialistas consideran que el maíz tardío podría vivir un boom en 2023 si el panorama continúa como hasta ahora. En realidad, el ciclo 2022/23 no haría más que ratificar una tendencia respecto al maíz que ya viene de temporadas anteriores. La incógnita está en Entre Ríos, territorio donde los tardíos no son aceptados del todo por los productores de granos gruesos.
“Nosotros nos preparamos para el partido, tenemos la cancha, todo, pero ¿qué paso?: El área de maíz se incrementó un 80% desde el 2015”, remarca Hugo Minucci, Gerente de Semillas Cono Sur de Corteva. “Hubo un aumento del 54% en producción de toneladas; el cultivo duplicó el PBI de 8.300 a 17.400 millones de dólares”, agrega. “Y la superficie de maíz tardío se duplicó, del 30% al 60%. Y probablemente, este año con la seca pase al 70%”, considera Minucci.
Particularmente, en la zona núcleo, el maíz tardío tendrá un avance notable. De registrar una participación del 10% en la superficie maicera, el cereal implantado de segunda podría saltar al 50%. Fuente: con datos de Maquinac.
Fuente: Campo en Acción