La Rem de Aapresid difundió los resultados de la última encuesta a socios para relevar problemáticas y estrategias de manejo en las principales malezas, insectos y enfermedades en cada región. La misma incluye datos sobre más de 1.600.000 has en las regiones centro, litoral, NEA, oeste, oeste medanoso y sur.
Plagas: las más encontradas
Arrancando por las malezas, para la mayoría de las zonas, rama negra, raigrás y ortiga mansa fueron aquellas que más definieron las aplicaciones de barbecho de otoño. En primavera, las reinas de los barbechos fueron rama negra, yuyo colorado y crucíferas. A nivel de cada región, este ?top 3′ varía en posiciones e incluye a otras candidatas. A la hora de aplicar postemergentes en cultivos estivales, yuyo colorado, eleusine y pasto cuaresma son las especies que más definieron las aplicaciones.
En cuanto a insectos, en maíz temprano oruga de la espiga fue la principal plaga registrada y cortadoras en segundo lugar, mientras que en tardíos, la oruga de la espiga fue seguida de cogollero, aunque estas plagas requirieron control químico en el 25% de los casos.
En soja, chinches y oruga medidora fueron las más reportadas, para las cuales hubo que recurrir a control químico, con una o hasta dos aplicaciones.
Yendo a enfermedades, el maíz temprano sufrió los embates de la roya común, mientras que, en tardios, a esta patología se sumó el tizón de la hoja, aunque en la mayoría de los casos no hubo que recurrir a aplicaciones de fungicidas.
En soja, mancha marrón y tizón de la hoja fueron las principales enfermedades, requiriendo una y hasta dos aplicaciones para su control.
En trigo se detectó la presencia de royas (amarilla y de la hoja) y mancha amarilla, que requirieron al menos una aplicación de fungicida en el 66% de los casos. En este cultivo fue masivo el uso de fungicidas en curasemillas.
Control químico: hablemos de costos
En girasol y en maíz, tanto temprano como tardío, los costos en tratamientos con herbicidas preemergentes rondaron los 20 a 40 USD/ha, a lo que se suman entre 10 y 20 USD/ ha para tratamientos con postemergentes. En el caso del maíz, estos valores muestran un aumento respecto de la campaña anterior (en 2021, más de la mitad de los encuestados no desembolsó más de 30 USD/ha en tratamiento con preemergentes).
En soja, los costos en preemergentes también rondaron los 20 a 40 USD/ha, a los que se suman 20 a 40 USD/ha de costos en controles con postemergentes. Al igual que en maíz, los costos aumentaron respecto de la campaña 2021.
Un escalón más abajo se encuentra el trigo, para el cual los costos en preemergentes rondan los 10 a 20 USD/ha, a los que se suman de 10 a 20 USD en costos de postemergentes. En estos últimos, se vio un aumento respecto de 2021, donde en su mayoría no superaron los 10 USD/ ha.
En lo que refiere a costos en insecticidas para maíz temprano los desembolsos fueron de hasta 10 USD/ha en más del 65% de los productores que realizaron este tratamiento; mientras que los costos para el control de enfermedades rondaron los 10 a 20 USD/ha. En maíz tardío se vio un aumento en el costo de control con fungicidas: si bien un gran porcentaje de los tratamientos se mantuvieron entre los 10 y 20 USD/ha, muchos tuvieron que invertir hasta 40 USD/ha. Cabe destacar que la aplicación de fungicidas solo fue adoptada en promedio en un 10% de quienes sembraron este cultivo, no siendo aún una práctica muy adoptada.
En soja se gastaron entre 5 y 20 USD/ha en insecticidas y de 10 a 20 USD/ha en fungicidas, mientras que en trigo, la mayoría de quienes aplicaron gastaron hasta 10 USD/ha en insecticidas y de 20 a 40 USD/ha en fungicidas.
Estrategias no químicas
Con este panorama de costos puede ser importante tener a mano algunas estrategias complementarias para el manejo de plagas. En este sentido, el relevamiento de la Rem arroja información interesante sobre estrategias no químicas por parte de los productores Aapresid.
El 27% de los encuestados apostó a los cultivos de servicios, el 24% al acortamiento entre hileras y el 16,4% a la modificación de la fecha de siembra.
En cuanto a biotecnologías insecticidas, el maíz resistente a lepidópteros fue ampliamente adoptado en todas las regiones relevadas, con valores entre el 70 y 94% según el tipo de tecnología: VT3P, VT4P, PW, PWU o VIP, siendo la primera la más adoptada. El maíz tolerante a glufosinato escaló al 46% en ciertas regiones como el NEA, así como la soja resistente a lepidópteros, con el 73% del área en la misma región.
El rol de las biotecnologías insecticidas se vio claramente en maíz, donde si bien la mitad de productores vio presencia de plagas en blanco en materiales resistentes, solo un 15% tuvo que recurrir a aplicaciones. Otra buena noticia: el uso de refugio en maíz, entre los productores de Aapresid, creció del 48 al 85% entre 17/18 y 21/22.
Fuente: BCR News