En medio de una temporada marcada por una devastadora sequía, el girasol se destaca como un ejemplo de resiliencia y prosperidad. A pesar de las difíciles condiciones climáticas, este cultivo logró mantenerse en pie y, lo que es más impresionante, aumentar su producción.
El girasol es uno de los cultivos más importantes de Argentina, ocupando el cuarto lugar en términos de superficie cultivada y el quinto en términos de producción. Durante el año 2022, este cultivo generó exportaciones por más de US$ 1.800 millones y se posicionó como el séptimo complejo exportador del país. Sin embargo, la campaña en curso se vio amenazada por una sequía que afectó gravemente a los principales cultivos argentinos.
A pesar de las difíciles condiciones climáticas, el girasol logró aumentar su producción en la campaña 2022/23. Esto se debió en gran parte a un aumento del 25% en el área sembrada en comparación con la campaña anterior, alcanzando 2.5 millones de hectáreas. Este incremento se atribuye a los buenos precios que se ofrecieron a los agricultores, impulsados por el conflicto entre Rusia y Ucrania, que son los principales actores en la producción y comercio mundial de girasol. Argentina pudo aprovechar esta situación para aumentar su producción y suministrar al mercado global.
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La sequía también afectó gravemente la producción de soja, un cultivo clave para la industria aceitera. En este contexto, el girasol se convirtió en un recurso esencial para compensar la escasez de materia prima de soja. Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), las compras de girasol por parte de la industria alcanzaron un volumen récord de 3.3 millones de toneladas, el más alto en 15 años para esta fecha. Mientras tanto, las compras de soja fueron las más bajas en un cuarto de siglo, con solo 13.3 millones de toneladas.
Esta situación impulsó la molienda de girasol, que se espera alcance 3.8 millones de toneladas en la campaña en curso, el nivel más alto desde 2007/08. Por otro lado, la molienda de soja se estima en 26.3 millones de toneladas, la más baja en 19 años. El girasol se ha convertido así en un recurso crucial para la industria aceitera del país.
Comercialización desafiante en el mercado interno
En cuanto a las ventas en el mercado interno, se registró un aumento significativo en los primeros diez meses de 2023, alcanzando un total de 4.3 millones de toneladas, un 53% más que en el mismo período del año anterior. Sin embargo, si se analiza la comercialización en relación con la producción anual, se observa que aún está rezagada en comparación con años anteriores, excepto la campaña 2021/22. La volatilidad de los precios internacionales y la falta de previsibilidad en las reglas comerciales han contribuido a esta situación.
Éxito en las exportaciones
En el ámbito de las exportaciones, el complejo girasol registró casi 2 millones de toneladas de ventas al exterior entre enero y octubre de 2023, el segundo volumen más alto de la década, solo superado por el año 2019. El aceite de girasol también experimentó un auge en las exportaciones, con 915,000 toneladas en los primeros diez meses del año, el nivel más alto en una década.
El futuro
A pesar de los desafíos climáticos y comerciales, el girasol se ha destacado como un cultivo resiliente y valioso para Argentina. Con las condiciones adecuadas y una mayor previsibilidad en las reglas comerciales, el girasol tiene un futuro prometedor. Este cultivo, conocido por su aceite de alta calidad, es apreciado tanto a nivel nacional como internacional, y podría expandirse significativamente en el futuro si se establecen políticas públicas que fomenten su cultivo.
Fuente: BCR News