“La sequía, que diezmó la producción agrícola local, se hizo sentir también sobre el sector energético”, aseveró un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario elaborado por Matías Contardi, Guido D’Angelo y Emilce Terré, el cual recuerda que la agroindustria es la tercera fuente de energía a escala nacional y su principal aporte proviene de los aceites vegetales que son transformados en biocombustibles.
El año que cierra arroja números negativos, pero el horizonte es prometedor. De ser responsables de casi el 3% del total de la energía producida en Argentina durante el 2022, “el aporte de los biocombustibles a la matriz energética nacional caería un 40% en 2023 a su menor participación desde el 2009”, debido a que la menor disponibilidad de granos y caña de azúcar generó una caída interanual de la producción de bioetanol y biodiesel.
“Por donde se lo mire la primera lectura que uno hace no le encuentra sentido”, resaltó el presidente de Casfer.
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“Pero no todo está perdido, las expectativas sobre la nueva campaña gruesa muestran mejoras y los biocombustibles pueden crecer en abastecimiento interno y exportaciones con un mejor marco de incentivos para la industria”, aseguraron los economistas.
Pese a esta menor performance, la agroindustria cierra 2023 como tercer generador de energía del país detrás del complejo del petróleo y de gas. Fue la responsable del 5,4% de la producción primaria de energía gracias a cuatro fuentes: aceites vegetales (de la industrialización de poroto de soja y semilla de girasol), leña, bagazo de caña de azúcar y alcoholes vegetales (de la industrialización de maíz y caña de azúcar).
Al interior del complejo energético de origen vegetal, los especialistas de la Bolsa indicaron que el crecimiento del bioetanol de maíz compensa el recorte del combustible en base a caña de azúcar.
“Luego de tres años consecutivos de crecimiento productivo ininterrumpido, para final de 2023 se espera que la producción de etanol de maíz caiga un 1% por debajo del 2022”, indicaron tras recordar que el año pasado, la industria de bioetanol llegó a máximos históricos, con una producción de 1,16 millones de metros cúbicos.
“La caída de este año está lejos de ser catastrófica, con previsiones de sólo 7 mil metros cúbicos por debajo del 2022”, indicaron.
Sin embargo, los volúmenes de transformación del azúcar y el maíz todavía tienen muchísimo potencial para apuntalar el agregado de valor y la sustentabilidad en la provisión de combustibles.
Dentro de las provincias productoras de etanol, Córdoba es la que encabeza el ránking con más del 50% de la producción nacional de bioetanol y el 75% del mismo a base de maíz. En segundo lugar, se ubica Tucumán, con ocho plantas activas durante este año, que producen en promedio 36 mil metros cúbicos (m3) de bioetanol a base de caña de azúcar cada una anualmente. Aunque algunas superan los 60 mil m3. Entre San Luis, Jujuy, Santa Fe y Salta se reparten el restante de la producción, intercalando el insumo principal del cual se obtiene el biocombustible.
Según detallaron los analistas de BCR, la industrialización de bioetanol a base de maíz “avanzó a paso firme a lo largo de los años y desde el 2014 al menos la mitad de la producción tiene a este cereal como insumo”. No conforme con eso, “ desde ese entonces, el ritmo de producción anual ha crecido a una tasa promedio del 11%”. Esto explica que mientras en 2012 se habrían utilizado poco más de 50 mil toneladas de maíz, en el año 2018 ya se procesaba un estimado de 1,5 millón de toneladas del cereal exclusivamente para la producción de bioetanol. El máximo histórico fue en 2022, con 1,8 millón de toneladas.
Además, “mas allá de la caída interanual de la cosecha maicera, el cereal no ha perdido protagonismo y alcanzaría en el 2023 un récord, con casi el 70% de bioetanol producido durante todo el año sería a base de maíz”, detalló la Bolsa.
Además, “con un nivel de oferta total que según propias estimaciones ascendería a 42 millones de toneladas (el más bajo en ocho campañas), la proporción de maíz que sería utilizado como insumo para la producción de biocombustible llegaría a máximos históricos”.
Esta presencia explica en buena parte que una de las principales plantas productoras de bioetanol, Promaíz SA, subsidiaria de AGD, haya presentado un proyecto de inversión que tiene como objetivo incrementar su capacidad de producción anual en un 50%.
Perspectivas para el biodiesel
Por otra parte, desde 2011 hasta el 2019 inclusive, la industria del biodiesel tuvo un ritmo promedio de producción anual en torno a las 2,3 millones de toneladas y a lo largo de esa década, el 42% de lo producido tuvo como destino el abastecimiento interno a través de la tasa de corte.
El primer gran revés de la industria fue durante la pandemia, explicaron los economistas de la BCR, cuando se rompió el piso de las 2 millones de toneladas anuales y se llegó a niveles productivos mínimos para aquel entonces.
Frente a eso, “el nuevo marco regulatorio de los biocombustibles, que entró en vigor durante agosto de 2021, implementó recortes a las tasas de corte con biodiesel y en plena salida de la pandemia, la industria tuvo menos ventas al corte en 2021 que en 2020”, explicaron.
Luego de la implementación de mejoras temporarias en los cortes obligatorios en 2022, el 2023 se presentaba como un año con viento de frente para el biodiesel argentino. Sin embargo, la sequía, la desaceleración económica y la adversa dinámica exportadora torcieron la tendencia y se cerraría “un año que probablemente sea el peor de la historia para la industria”, indicaron desde BCR.
De esta manera estaría finalizando 2023 con una producción anual de biodiesel llegaría a 872 mil toneladas, utilizando únicamente el 22% de la capacidad instalada.
“La escasez de soja ha llevado el ritmo promedio de producción a 72 mil toneladas de biodiesel al mes, mientras que el promedio durante los últimos cinco años ha sido de 154 mil toneladas mensuales”, indicaron y plantearon que inclusive durante el 2020, año de la pandemia, el promedio de producción mensual de biodiesel fue de 96 mil toneladas.
De este modo, “se espera un fuerte ajuste las exportaciones de biodiesel este 2023” y que las ventas al exterior “llegarían a 337 mil toneladas, cayendo un 72%”. Mientras tanto, el abastecimiento de la demanda para cumplir el corte obligatorio se resentiría un 16% respecto de 2022.
“La industria ha pasado uno de sus años más complejos en términos de abastecimiento, en el cual se ha marcado un récord de importaciones de soja y la sequía y su corolario sobre los rindes han legado la menor oferta de la oleaginosa en trece campañas”, indicaron desde BCR. Esta situación “derivó en una importante contracción de la entrada de divisas producto de las ventas externas: en el período 2017-2022 ingresaron u$s 1.100 millones en concepto de exportaciones de biodiesel y en 2023 serían menos de u$s 500 mil”, señalaron.
De cara a 2024 y con la reafirmación del fenómeno de El Niño que sumará producción “hay cierta cuota de optimismo sobre la industria, con las expectativas puestas en una recomposición para el año entrante”, dijeron. Según las estimaciones de la Bolsa , la producción de biodiesel sería prácticamente el doble para el 2024, ascendiendo a 1,5 millón de toneladas”. De la mano de más toneladas, las ventas al exterior de biodiesel recuperarían su vigor incrementándose en un 104% con respecto al 2023, el valor de las exportaciones llegaría a u$s 883 millones, 2,1 veces más que el año actual.
Fuente: Agroclave