De acuerdo a un cálculo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en 2024 los envíos del complejo agroexportador generarán un ingreso de divisas que oscilará entre los U$S 50.000 y 55.000 millones.
De cumplirse este pronóstico, representará un crecimiento interanual de U$S 15.000 millones.
Tras la baja performance del complejo agroexportador durante 2023, estas cifras invitan al optimismo. Pero detrás de estos números, existen varios aspectos a tener en cuenta, vinculados tanto a factores climáticos como de coyuntura económica.
Para David Miazzo, economista Jefe de FADA, las proyecciones para este año se encuentran alejadas de años récords, como fue el caso de 2022. En este punto, remarcó que si bien habrá una recuperación en el volumen de granos exportados, el clima está jugando una mala pasada en este tramo de la campaña gruesa y la cosecha es incierta.
En los últimos días, entidades como la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), comenzaron a alertar por este escenario. En este sentido, dejaron en claro que la falta de lluvias comenzó a impactar, sobre todo en soja.
Pero por el momento, consideraron que no todo está perdido y en la medida que aparezcan las lluvias en los próximos, explicaron que existen chances para que las pérdidas no sean tan marcadas.
UN ESCENARIO DE PRECIOS VOLÁTIL
Otro punto a tener en cuenta es que pasará en los próximos meses al momento de proyectar el ingreso de dólares. “Hay una baja en el nivel de precios no solo de granos, sino para todas las cadenas en comparación a los que vimos entre 2021 y 2023”, sostuvo. Y agregó: “Volvemos a precios de 2019 y 2020”.
El economista de la entidad explicó que esta baja en las cotizaciones responde a una demanda internacional neutra, a partir de un crecimiento mundial moderado.
Cabe destacar que esta situación no solo alcanza al complejo exportador granario, porque por ejempo si bien la carne vacuna logró incrementar sus volúmenes despachados, pero el precio de la tonelada exportada cayó más de un 20% con respecto año pasado.
“Habrá una competitividad cambiaria que será positiva, dado que tendremos un tipo de cambio oficial mas bien depreciado respecto al año padado y tendremos mayores volúmenes pero menores precios”, concluyó.
Fuente: Infocampo