Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), los datos recabados para el mes de marzo en lo referente a la participación del Estado en la renta agrícola, indican que un importante porcentaje de la producción del cereal se va en impuestos. Un número bastante elevado si se tiene en cuenta que, sobre los principales cultivos, el Gobierno administra un 65% en promedio.
El indicador FADA del mes de marzo marcó una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 65% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.
Es decir, que de cada $100 de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, $65 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 65%, el último estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, señala que la participación del Estado en soja es del 68,4%, maíz 57,3%, trigo 83,9% y girasol 54,1%.
El índice de marzo es 6 puntos porcentuales más alto que el de diciembre de 2023, que había marcado 59%. La suba es explicada centralmente por la caída de los precios de los granos en un contexto donde se han incrementado costos de producción.
Estas variables no tienen que ver con los impuestos de manera directa, sino que influyen sobre la renta que genera cada cultivo y, por lo tanto, mueven el índice por la participación relativa de los impuestos sobre esta renta. Una caída de precios hace aumentar la participación del Estado, una suba de costos también.
Esto es así, argumentan desde FADA, porque el grueso de los impuestos que paga la agricultura son derechos de exportación, que actúan sobre el valor bruto de la producción y no sobre las ganancias. Las únicas variaciones de impuestos entre diciembre y marzo, son los impuestos municipales y provinciales fijos, como las tasas viales y los inmobiliarios rurales, que se actualizan a comienzos de año, impactando en esta medición, aunque en menor medida. En la mayor parte de las provincias y municipios, el promedio de suba de estos impuestos se ubicó entre 180% y 200%.
Aún con mejora en los rendimientos posterior a la sequía que afectó gran parte de las mediciones de 2023 y la mejora del tipo de cambio, la importante caída de precios y los mayores costos de producción, terminaron pesando más que la mejora de rendimientos y tipo de cambio.
Comparado los marzos de años anteriores, marzo en 2019 marcó un Índice FADA de 61,5%, en 2020 se ubicó en 67,4%, para marzo de 2021 en 62,6%, en 2022 64,9% y 79,1% en 2023, en donde este último estuvo afectado por la sequía, situación que ya no impacta para la medición de marzo 2024.
Fuente: Campo en Acción