El trigo es uno de los cereales de invierno más difundidos a nivel mundial por su rol fundamental en la alimentación humana. Históricamente, Argentina se posiciona dentro de los diez países exportadores debido a que, entre otras cuestiones, la región pampeana presenta un ambiente ideal para su óptimo desarrollo.
La alta producción triguera se da a causa de la excelente adaptación de este cultivo a la mayoría de los suelos agrícolas, así como su capacidad de crecer en un amplio rango de temperatura y su adaptabilidad a distintos tipos de ambiente, indicó Nadia Favalessa, líder comercial para la Región Sur de Amauta Agro.
Al respecto, y de cara a la nueva campaña de fina, destacó la importancia de la nutrición de este cultivo para una exitosa cosecha: “Resulta fundamental considerar la demanda nutricional de esta gramínea a la hora de construir el rendimiento. El nitrógeno, potasio, fosforo y azufre son los macronutrientes más requeridos para su producción”.
Además, Favalessa indicó que, dentro de los micronutrientes, el zinc, boro y manganeso se vuelven cruciales. “Todos estos son nutrientes claves para lograr los principales componentes de rendimiento: número de granos y peso individual de cada grano”, aseguró.
Según la especialista, este año será “complejo y desafiante desde el punto de vista político y económico”, y tendrá como consecuencia “márgenes más ajustados que en las últimas campañas para el cultivo de trigo en la Argentina”.
En ese sentido, la selección de variedad, las fechas de siembra óptimas, la preparación de los lotes, la sanidad y el plan nutricional elegido se vuelven variables fundamentales para maximizar la rentabilidad. Además, los muestreos de suelo -cuyos datos obtenidos sirven no sólo para formular un diagnóstico sino también como fuente de información para la toma de decisiones futuras- se vuelven elementales.
Fuente: AgroClave