El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) logró secuenciar el genoma de la chicharrita del maíz, un hito científico que permitirá diseñar estrategias más eficientes para el control del insecto y facilitar el desarrollo de variedades de maíz más resistentes a las enfermedades transmitidas por este insecto.
Durante la campaña 2023/24 la chicharrita del maíz o Dalbulus maidis se convirtió en un verdadero “cisne negro” del sector agroindustrial argentino, que esperaba levantarse luego del desastre que generó la sequía en los últimos tres ciclos. Con un 50% de avance de la cosecha en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierten que por el ataque de chicharrita en el centro y norte del país podría haber un nuevo ajuste negativo para el cereal argentino, por los efectos del spiroplasma. Por ahora se mantienen los guarismos de mayo con una siembra récord de 8,89 millones de hectáreas y 1,42 millones de hectáreas que no entrarían al circuito comercial. Con una producción total estimada de 47,5 millones de toneladas, el aumento respecto al malogrado ciclo anterior es de un 32%.
Se trata de un trabajo que lleva adelante un equipo de especialistas del Centro de Investigaciones Agropecuarias del Inta -que depende de la Secretaría de Bioeconomía del Ministerio de Economía de la Nación- que logró la secuenciación, ensamblado y anotación del genoma de Dalbulus maidis.
"Este avance global es el primero registrado hasta la fecha y se logró a partir de haber detectado que las condiciones de altas temperaturas y abundantes precipitaciones, junto con el escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración -del norte del país a la zona núcleo de producción- de esta plaga que afecta al maíz", informaron.
Información para entender la chicharrita
Además del impacto en el control de la chicharrita del maíz, esta investigación proporcionará información para entender la biología, distribución y evolución del insecto, lo que ayudará a predecir y mitigar futuros brotes y epidemias. Además, posibilitará el desarrollo de enfoques más precisos y dirigidos para el control de esta plaga, mediante la reducción en el uso de productos fitosanitarios.
También podría ser utilizado en la mejora genética del maíz, facilitando el desarrollo de variedades más resistentes a las enfermedades transmitidas por este insecto.
En este sentido, se podría llegar a comprender aspectos como los genes de inmunidad del insecto, identificar blancos potenciales para el desarrollo de mejores insecticidas, así como genes asociados a su interacción con las plantas infectadas y los agentes patógenos.
Fuente: Agroclave