El mercado financiero le acaba de dar de un ayuda fenomenal al mercado de commodities ante la perspectiva de que las autoridades monetarias de EE.UU. tienen planes de abaratar el acceso al dinero para intentar estimular la actividad económica en ese país.
La semana pasada los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) aplicaron una rebaja de la tasa de interés interbancaria de referencia en 50 puntos básicos para ubicarla en un rango del 4,75% a 5,00% anual.
Pero lo más importante no es esa medida, sino la perspectiva de que en el próximo año se realizarán nuevas bajas orientadas a mejorar el acceso del crédito y así fomentar la inversión y el consumo en EE.UU.
La contrapartida de esa medida es un mayor apetito de riesgo de los inversores institucionales y corporativos, quienes, ante un escenario de tasas de interés decrecientes, deben relocalizar parte del capital para evitar que los retornos caigan por demás.
Ese fenómeno contribuye a incrementar el flujo de dinero hacia instrumentos alternativos, como es el caso de los futuros de materias primas (commodities), los cuales, más allá de las particularidades presentes en cada mercado en cuestión, tienden a experimentar alzas al recibir inversiones de manera masiva.
La evidencia de esa tendencia es una suba generalizada de los índices de materias primas, los cuales están confeccionados con canastas de commodities energéticos, mineros y agroindustriales.
Tales movimientos, si bien están sujetos a posteriores “tomas de ganancias” por parte de operadores comerciales y especulativos, a medida que se van acumulando en el tiempo tienden a construir tendencias alcistas.
Por supuesto, tal dinámica puede interrumpirse o alterarse por factores imprevistos, ya sea de orden político o geopolítico, los cuales tienen una creciente influencia en la formación de los precios de los productos agroindustriales.
Un ejemplo claro de lo impredecible de tales factores eso es lo que sucedió con el conflicto del Mar Negro iniciado en febrero de 2022, donde –por ejemplo– si bien inicialmente los valores internacionales del aceite de girasol saltaron a la estratósfera, luego cayeron hasta el subsuelo ante la necesidad de Ucrania y Rusia de “rematar” el producto de inmediato para hacerse de las divisas necesarias para financiar la guerra.
Fuente: Bichos de Campo