En un mundo que demanda cada vez más alimentos, pero elaborados de maneras más sustentables, Argentina, como uno de los principales países productores de proteínas a nivel mundial, tiene un rol protagónico para cumplir.
Sin embargo, las trabas internas que hace años obstaculizan el crecimiento exportador del país, hace que muchos “trenes” sigan pasando y el agro local no pueda aprovechar las múltiples oportunidades de desarrollo que brinda el Planeta.
Algo de eso fue sobre lo que disertó el consultor de empresas y experto en Negocios Internacionales, Marcelo Elizondo, durante el Encuentro Anual de Distribuidores Red Austral 2024 organizado por la empresa Tecnomyl en la ciudad de Córdoba.
Allí, Infocampo mantuvo un mano a mano con Elizondo en el que planteó no sólo cuáles son las cuestiones que debería abordar el Gobierno para mejorar la inserción externa de la Argentina, sino también los deberes que deben hacer los productores tranqueras adentro para aprovechar estos fenómenos globales.
LA AGENDA DEL AGRO: EL GOBIERNO Y LOS PRODUCTORES
-¿Cuál es tu percepción sobre la realidad actual del sector agropecuario?
-Yo sostengo que la actividad agropecuaria en general está sometida a una transformación de fondo por muchos cambios que están ocurriendo a nivel mundial, que son comerciales, productivos e incluso en el ámbito político y regulativo. Y hay que recordar que Argentina tiene en el agro su sector más internacionalizado, ya que 70% de las exportaciones argentinas tienen una vinculación directa o indirecta con el sector. Por eso nosotros tenemos mucha dependencia de lo que pasa en el mundo en materia agropecuaria.
-¿Qué está pasando en el mundo?
-Lo primero que está ocurriendo es una gran revolución tecnológica que modifica los procesos productivos. En segundo lugar, una gran y creciente influencia de grandes empresas que están reorganizando el modo en el que se comercializa la producción agropecuaria. Tercero: ya no es productores vendiendo, son empresas imponiendo condiciones; se están imponiendo estándares que obligan a competir en base a capital intelectual. Lo cuarto es que está influyendo cada vez más la geopolítica en la elección de los mercados. Y por último, en quinto lugar, tenemos mucha volatilidad. Por lo tanto, hay un escenario de cinco condiciones que hay que atender, además de las problemáticas propias de Argentina, como retenciones, atraso cambiario.
-En el marco de un Gobierno que busca insertar al país en el mundo, ¿qué falta para lograr esa internacionalización?
-Veo un gobierno que está esforzándose por poner en orden la agenda y creo que, tanto de parte de los productores como de todos los involucrados en la parte productiva, hay que desarrollar atributos. Pero hay tanto una agenda que tiene que llevar adelante el Gobierno, como otra que les toca a los productores.
-¿Cómo es la agenda del Gobierno?
-Tiene que ver con cinco cosas que son fundamentales. La primera: instituciones, estabilidad jurídica, que los contratos se cumplan, que haya moneda. Segunda: que haya estabilidad macroeconómica, bajar la inflación y la inestabilidad cambiaria. Tercera: que el sector público cumpla con su parte, que sea eficiente, que no obstruya. Cuarta: que se avance en la desregulación, porque hay que desregular para hacer más espacio a la innovación. Y quinta: hay que avanzar en acuerdos internacionales, salir al mundo, lograr acuerdos con terceros, porque necesitamos pagar menos aranceles de ingreso a muchos mercados, y que nos discriminen por trabas no arancelarias de menor manera.
-¿Aunque eso implique salirse un poquito del Mercosur?
-Sí. Por supuesto que no hay que violentar el Mercosur, hay que tratar de lograr el concurso del Mercosur, pero hay que salir al mundo. Eso es la agenda pública.
-¿Y la de los productores?
-En la agenda privada, son cuatro cosas. Primero, los productores tienen que tener una estrategia, no se pueden buscar golpe de suerte, hay que pensar antes y hay que planificar. Segundo, hay que tener mucha innovación, porque la oferta cambia todos los años, entonces hay que incorporar tecnología y avances. En tercer lugar, hay que lograr reputación y eso se logra con trazabilidad, con marcas, con estándares, con trayectoria. Y finalmente hay que tener arquitecturas vinculares: sólo no se puede.
-Mencionaste la trazabilidad y en ese tema, hay dentro de la agenda tanto del Gobierno como del sector privado un tema que está haciendo ruido, que es el del reglamento europeo que impone exportaciones “libres de deforestación”. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-Ahí hay que ser inteligente y tener en cuenta que hay distintos planos de análisis. En el plano de lo público, se puede discutir: yo creo que no está mal que el mundo quiera mejores estándares ambientales, pero sí está mal avanzar en un exceso regulativo que es lo que está haciendo la Unión Europea, exagerando requisitos y burocratizando procesos que les agrega costos hasta a los propios productores de Europa y los hace menos competitivos. Hay que discutirlo y no tenemos que aceptar que nos discriminen. Pero en la agenda privada del productor, mientras las reglas sean esas las tenemos que cumplir, no podemos darnos el lujo de no vender porque “no me gustan las reglas”; más valle las cumplamos mientras están. Argentina puede certificar claramente y de una manera mucho menos completa que otros países que produce libre de deforestación; entonces mientras lo público discute, lo privado que cumpla lo que dice la regla.
Fuente: Infocampo