El sexto relevamiento de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis volvió a traer buenos augurios para la campaña de maíz 2024/2025: las trampas mostraron que se incrementó la proporción de localidades con capturas nulas de esta plaga, incluso en regiones donde ya hay maíz implantado, como el Litoral, Centro Norte y Centro Sur.
Otro dato alentador del informe, que abarcó el monitoreo de 429 trampas en 5 regiones del país y Uruguay entre el 4 y 21 de octubre, es que en las localidades donde sí se capturaron Dalbulus maidis sólo se registraron entre 1 y 4 individuos, el nivel más bajo de la clasificación.
La única excepción fue el NOA, donde hubo un ligero incremento de las localidades donde se hallaron entre 5 y 20 ejemplares por trampa. Sin embargo, en ninguna se superó esa cifra, y el informe destaca que, en lugares como San Agustín y Los Altos, se observa una disminución del 90% respecto de las chicharritas que aparecían a la misma altura del año pasado.
Los motivos principales del retroceso de la plaga, apunta el informe, son "los factores ambientales y la reducción en la disponibilidad de hospedante (maíz)". Por esto mismo, los expertos consideran clave reforzar algunas recomendaciones para minimizar la ocurrencia de este vector:
-Donde se ha implantado maíz, es crucial intensificar el monitoreo del cultivo independientemente de si se usan trampas: si hay D. maidis adultos que sobrevivieron, se dirigirán allí para alimentarse y multiplicarse. Cuanto antes se actúe, mejor.
-Donde ha llovido, hay más chances de que aparezcan maíces guachos o voluntarios. Es preciso incrementar los monitoreos y eliminarlos, así como los vectores si aparecen.
-El monitoreo es estratégico para implementar un Manejo Integrado de Plagas (MIP) más consciente en el maíz.
"El panorama es mucho más auspicioso de lo esperado para lo que se siembra hoy. Por supuesto, hay que seguir monitoreando la evolución de la plaga para las siembras que se vayan desarrollando en adelante", dijo Federico Zerboni, presidente de Maizar.
En el informe, los expertos también señalaron que los recientes aumentos de temperaturas multiplicaron la aparición de cicadélidos, por lo que no todas las chicharritas son de la especie D. maidis, que es la que transmite el achaparramiento del maíz. Por ello, recomiendan que, en caso de duda, se realice la identificación taxonómica del vector con un entomólogo, para evitar sobreestimaciones de la plaga.
Fuente: Campo Litoral