En la actualidad, la humanidad debe hacer frente al desafío de la seguridad alimentaria, cuidando el medio ambiente y conservando los recursos naturales para las generaciones futuras. En este sentido, el mundo debe producir una mayor cantidad de alimentos, aumentando la productividad y haciendo uso de los recursos naturales de manera eficiente y sustentable. La fertilización es una de las principales prácticas agronómicas para atender este objetivo, al elevar los techos productivos de los cultivos y ayudar a conservar la productividad de los suelos, al devolverle los nutrientes que se extraen en el proceso productivo.
Es por esto que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires informó que en Argentina, en la campaña 2018/19 el consumo total de fertilizantes se incrementó un 21% respecto de la campaña 2017/18. Este importante aumento estuvo ligado a dos causas fundamentales.
En primer lugar, la expansión del área sembrada con gramíneas que traccionan fuertemente la demanda de fertilizantes nitrogenados: cebada, trigo y maíz incrementaron su área en un 10,5%, 11% y 8,8% respectivamente.
En segundo lugar, la campaña reportó aumentos de las dosis de fertilización en dichos cultivos, especialmente de los fertilizantes líquidos N+S y Urea. Los incrementos de las dosis se encuentran ligados en gran medida al aumento de las precipitaciones en la campaña 2018/19, clave para la absorción de los nutrientes por parte de las plantas.
Por otro lado, la campaña arrojó mayores porcentajes de productores que realizan análisis de suelo previo a la fertilización. Los aumentos más significativos se registraron en trigo, maíz y sorgo con 5, 7 y 8 puntos porcentuales de aumento, respectivamente. El incremento de esta práctica sugiere una mejora dentro de los procesos productivos, ya que el diagnóstico de la disponibilidad de nutrientes en el suelo es un elemento clave al momento de planificar la fertilización en vías de realizar aplicaciones más eficientes.
En general, las dosis de nitrógeno tendieron a aumentar durante las últimas campañas.
Maíz, trigo y cebada presentaron las mayores dosis promedio. Sin embargo, aún se encuentran por debajo de las dosis para las cuales los cultivos presentan respuesta a la fertilización en Kg de grano cosechado por Kg de nutriente aplicado; es decir, aún existe eficiencia agronómica por cubrir y potencial de rinde por ganar, aspectos clave en relación al intento del cierre de brechas productivas.
En el caso de soja, el aporte de nitrógeno proviene principalmente de las fuentes fosfatadas o sulfatadas, no siendo común el uso de fuentes puramente nitrogenadas en este cultivo.
Con respecto a fósforo, la campaña 2018/19 arrojó valores de dosis muy similares en general, en relación a las dos campañas anteriores.
En el caso de soja, si bien el promedio ponderado por área de soja total fue de 9 KgP/Ha, hubo diferencias significativas para soja de primera y de segunda: 11 KgP/Ha y 5 KgP/Ha, respectivamente.
Fuente: Agrofy News