Hasta el año pasado, en la Argentina había una dinámica muy diferente a la que se da en otros lugares del mundo. Sin perspectivas sobre cómo evolucionaría la inflación, los salarios o las tasas de interés, el mercado ofrecía alternativas para financiar las compras en el supermercado, pero no para acceder a una primera vivienda. Sin embargo, luego de que el Estado se corrió como el principal demandante de dinero y la macroeconomía dio signos de estabilizarse, en abril los bancos retomaron su negocio habitual y volvieron a prestarles atención tanto a las empresas como a las familias.
Este fenómeno permitió acumular siete meses consecutivos de crecimiento en los créditos en pesos al sector privado. En octubre, el préstamo privado registró un aumento cercano a $4,2 billones frente septiembre, un incremento del 6,3% a precios constantes (y 14,2% interanual), de acuerdo con el Informe Monetario Mensual que elabora el Banco Central (BCRA).
En noviembre la tendencia se mantiene. Para la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), encabezada por Javier Bolzico, los datos preliminares indican que este mes los préstamos al sector “crecieron fuerte” y registrarán el mayor valor en términos reales de los últimos 26 meses, superando los $46,4 billones en precios constantes. En cuanto a los créditos en dólares, hay que retroceder hasta abril de 2020 para llegar a los niveles actuales, de US$8600 millones.
“Durante los últimos años el rol de intermediación de los bancos fue disminuyendo. El marco regulatorio y las políticas monetaria y fiscal propiciaron un esquema de negocios que favorecía la canalización de recursos al sector público, incluido el Banco Central (con pasivos remunerados). Observamos que esta orientación se alteró en los últimos meses, donde se nota una mayor actividad de los bancos como prestamistas al sector privado en distintas facetas”, explicó Fernando Baer, analista de Quantum Finanzas.
En enero de este año se llegó a tocar un piso mínimo de los créditos al sector privado, cuando los precios se recalentaron y la inflación marcó cifras de dos dígitos mensuales, los valores más altos desde la salida de la hiperinflación, a comienzos de la década del 90. Poco a poco, el sector se fue transformando. Y si se toma como referencia mayo, cuando el préstamo empezó a crecer por encima de la inflación, hasta ahora acumula un incremento de 80% en términos reales, según elaboración de Adeba con datos del BCRA.
La primera señal de este cambio de tendencia se dio con la vuelta de los créditos hipotecarios que ajustan por UVA (Unidad de Valor Adquisitivo, indicador que sigue a la inflación). Tras ocho años en el olvido, en abril pasado el Banco Hipotecario anunció una nueva línea de crédito para financiar la compra de propiedades y al día siguiente el Banco Ciudad se sumó. La oferta no paró de crecer y hoy ya son 23 las entidades financieras que tienen esta línea en cartera luego de que esta semana el Banco Comafi decidiera incorporarse a la ola.
“La estabilidad macroeconómica y que el Gobierno ya no sea el principal cliente de los bancos son factores que impulsaron al sistema financiero. Sea por decisión o porque no les quedó otra, salieron a ofrecer los productos tradicionales y el préstamo hipotecario tuvo un impulso extra por la bajada de línea del Poder Ejecutivo de que no se metería en la discusión de los créditos UVA. Aunque veníamos de la nada misma, el crecimiento es muy notorio. En noviembre y hacia adelante creo que [la tendencia] se sostiene porque los bancos están muy líquidos y tienen mucho incentivo [para prestar]. La economía se recupera y eso deja mucho margen; sobre todo porque no tenemos una economía acostumbrada a trabajar con crédito, el real, que va más allá de las 12 cuotas”, apuntó Federico González Rouco, economista de la consultora Empiria.
De estar en extinción al resurgir, los préstamos hipotecarios tuvieron un alza acumulada del 70% real desde mayo a lo que va de noviembre, según las cifras que maneja Adeba. Se destacaron aún más los préstamos personales (+154%) y los prendarios (+94%).
“Los créditos hipotecarios tienen mucho potencial. Este crecimiento fue posible, entre otras cosas, gracias a que no prosperaron el año pasado los proyectos de ley que pretendían cambiar las reglas de los contratos hipotecarios UVA ya otorgados. Si el Congreso hubiese roto los contratos, hoy no veríamos esta recuperación del crédito para la vivienda”, señaló Bolzico, en diálogo con LA NACION.
También subió la financiación con tarjeta de crédito, un 56% real entre mayo y noviembre, aunque no tanto los adelantos (+19%). “La baja de las tasas de los programas Cuota Simple y las promociones de las ventas en línea auguran una aceleración hacia fin de año”, pronosticó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
Lo mismo sucedió con los préstamos comerciales. Aunque a un ritmo más acotado, acumulan nueve meses consecutivos de crecimiento, de acuerdo con datos del Banco Central. Durante octubre, aumentaron 3,8% en términos reales (sin estacionalidad), sobre todo por la demanda que tuvieron las grandes empresas, ya que este segmento se expandió 6% real mensual y 129% por encima del stock de un año atrás. En cambio, los préstamos destinados a pymes solo crecieron 1,5% en el mes, un nivel que resultó 17,4% inferior al de octubre de 2023.
Actualmente, los préstamos al sector privado alcanzan el 6% en términos del Producto Bruto Interno (PBI), un aumento de 1,6 puntos porcentuales con respecto al último semestre (4,4%), lo que permitió dejar atrás el mínimo histórico registrado. Pero el recorrido hacia adelante todavía es largo. El promedio entre 2010 y 2019 fue del 10,1% del PBI, según el Banco Central, y contrasta fuertemente frente a los números de la región: en Brasil el crédito privado es del 72% con relación al PBI; en Chile, del 83%, y en Uruguay, del 26%.
“Con superávit fiscal y con la economía estabilizándose, primero se vio una recuperación de los préstamos en dólares. Crecieron fuerte desde enero, pasando de un stock de US$3500 millones a más de US$8600 millones. Si bien el blanqueo ayudó, venían recuperándose desde mucho antes. Además, desde junio vemos la recuperación mensual de los préstamos en pesos, ahora con tasas de crecimiento del 8% o 10% mensual, también en el marco de una caída en las expectativas de inflación y de crecimiento de la actividad. En noviembre esta tendencia continúa y hacia delante es esperable que los bancos sigan asistiendo al sector privado, tanto en dólares como en pesos”, agregó Baer.
La baja de tasas de interés es otro factor que jugó a favor. La última modificación se registró en octubre, cuando el Banco Central redujo la tasa de política monetaria del 40% al 30% nominal anual (TNA). Este movimiento hizo que cayera el rendimiento de los plazos fijos, por ejemplo, pero también de la tasa que se aplica sobre los préstamos. De hecho, el jueves pasado el Banco Nación anunció que la disminuyó al 34% TNA para los créditos destinados a pymes.
“Para pasar de la reactivación al desarrollo del crédito es necesario que cada uno haga su parte. El Gobierno nacional debe consolidar las políticas que permitan la estabilidad y el crecimiento económico. El Banco Central, continuar mejorando su marco normativo abordando las cuestiones aún pendientes. Las provincias, la Ciudad de Buenos Aires y los municipios tienen que bajar los impuestos distorsivos que afectan la actividad crediticia. Tan pronto sea posible, también se deberá bajar o eliminar el impuesto al cheque, que encarece el crédito y afecta su desarrollo”, cerró Bolzico.
Por Melisa Reinhold
Fuente: La Nación